jueves, 14 de enero de 2016

ACTIVIDAD BLOQUE II - ADAPTACIÓN "TODA CLASE DE PIELES"

Aquí está mi adaptación del cuento folclórico "Toda clase de Pieles" lo he llamado "Toda clase de Sedas".

Elementos que he modificado:

-He puesto nombre a los personajes, ya que los niños comprenden mejor un texto si pueden identificar a los personajes con un nombre concreto.

-He introducido directamente que los reyes iban a tener una niña, para eliminar del cuento el machismo.

-He suavizado la muerte de la reina, ya que esos temas son delicados para los niños.

-He puesto un conector "así ocurrió", "así paso" "así fue", para que la lectura del texto fuera más familiar para ellos, que de alguna forma encontrarán algo que se repite y que indica que la acción va a ocurrir.

-He cambiado motivo por el que la princesa se fugó, ya que el incesto no es un tema para tratar con niños.

-He quitado de la historia que la princesa se convirtiera en sirvienta, sería una chica en igualdad de condiciones como el príncipe de ese castillo.

-He terminado la historia con un final en el que la princesa siguiera teniendo contacto con su padre y que los dos estuvieran conformes con el casamiento respetando los deseos de la madre, ya que me parece que se debe reforzar la unión de la familia por encima de todo.

Después de realizar estas adaptaciones, creo que es un cuento para niños entre 5º y 6º de primaria, ya que es una historia un tanto compleja, con diferentes escenarios y sucesos entramados.


Os dejo con él, ¡Espero que os guste!


TODA CLASE DE SEDAS

Hace muchos muchísimos años, en un lejano reino, vivían un rey y una reina felizmente casados y muy enamorados.

Su vida era maravillosa pero había algo que aún les faltaba y que añoraban con gran afán, querían, tener una preciosa niña. Tras un tiempo lo consiguieron, la reina Violeta se había quedado embarazada. La noticia corrió como la espuma y todo el reino se alegró por esa maravillosa noticia; había ocurrido el milagro de la vida.

Pasaron los meses y la niña llegó, tuvieron el precioso bebé que tanto deseaban y la llamaron Calia.

Pero no todo fue tan maravilloso, Violeta al dar a luz tuvo muchas complicaciones y a los tres días con su último aliento le pidió algo muy importante a su esposo:

-       Querido Rey y esposo, quiero pedirte dos deseos ahora que aún tengo fuerzas; el primero es que cuides a nuestra pequeña hija, y que el día en que tenga edad de casarse, se case con un buen hombre, alguien que la vaya a cuidar y valorar, y sobretodo alguien que de verdad este enamorado de ella, quiero que mi hija sea tan feliz como lo hemos sido nosotros,  y el segundo que le des a mi hija estos tres broches que le darán suerte en su vida, ¿Harás eso por mi?

-       Tranquila mi reina, tus deseos serán respetados y llevados a cabo.

Y a los pocos días de esta conversación, la muerte, alcanzó a la reina.

Tras la repentina muerte de su esposa, el Rey Teodoro se puso muy muy triste y paso largos años sumido en un gran dolor, pero con la ayuda y el apoyo de su preciosa hija, viva imagen de su madre, consiguió volver a recuperar la felicidad y las ganas de vivir.

Pasaron los años y la hija creció, se convirtió en un bella princesa con la que todo hombre desearía casarse. Un día en el Casillo del reino decidieron hacer una fiesta con la llegada del 18 cumpleaños de la princesa y fue entonces cuando El Rey Teodoro vió al joven con el que debería casarse su hija, Un joven apuesto de la Dinastía Ferreira.  Era un joven moreno, alto y de ojos color miel.

Al día siguiente el rey fue a contárselo a su hija,  que había encontrado el hombre perfecto para ella, el que le cuidaría y respetaría, también le propuso que se casara con él y le dio los tres broches que la reina, en su lecho de muerte le dio al rey para ella.  La hija con cara extrañada y no muy contenta le dijo que ella no quería casarse con un hombre que ni siquiera conociera.

El rey recordó lo que su mujer le dijo en su lecho de muerte, las palabras se repetían en su cabeza y le atormentaban cada vez que se le pasaban por la mente, por lo que decidió convencer a su hija del casamiento con ese joven.

Tras mucho hablar con su hija Calia llegaron a un acuerdo, ella se casaría con el príncipe si su padre cumplía un deseo que ella iba a pedirle, pero Calia realmente pensaba en su interior que ese deseo eran para atrasar la boda. Lo que pidió fue que quería tres pasadores de cabello diferentes para ponérselos durante el casamiento.

Y así fue, el rey le regalo a Calia los tres pasadores de cabello: un pasador de oro que brillaba como el sol, un pasador plateado que brillaba como la luna y el tercero, de destellos semejantes a las estrellas. Como ese deseo tardó tan poco y veía tan inminente la boda, le pidió a su padre una última petición: un abrigo hecho de todas las clases de sedas que existieran en el mundo.

y así fue, el rey envió a todos sus modistas de la corte para que viajaran a casi todos los países y  consiguieran hasta la última seda que existiera en el planeta. Pasaron los meses y al final consiguió reunir todas las telas en un único abrigo, el abrigo de todo tipo de sedas.

Le entregó el abrigo a su hija y ella sabía que eso significaba que ya estaba comprometida con aquel joven que ella ni siquiera conocía. Pasaron unos días y llegó el momento, Calia iba a encontrarse con aquel joven e iban a quedar comprometidos. Horas antes de que eso ocurriera  la princesa entró en pánico, realmente no quería que ocurriera aquello para lo que estaba destinada.

Así que Calia tomó una decisión, una decisión realmente complicada, cogió un pequeño cestillo; metió los tres pasadores, los broches que le regaló su madre, se puso su abrigo de toda clase de sedas y se fugó del Castillo por el gran bosque que lo rodeaba, para evitar así comprometerse con aquel joven.

Pasaron los días y la princesa caminaba por el bosque, buscando lo que podía para comer y beber, gracias al abrigo de toda clase de sedas pudo mantenerse caliente en las frías noches.

Un buen día, Calia, se topo con un Castillo y pensó que podría ser buena idea intentar vivir allí sin que descubrieran que era una princesa, para evitar que la devolvieran a su castillo y tuviera que casarse con aquel muchacho. Así que, así fue, Calia se hizo amiga del rey, la reina y el príncipe que vivían en aquel castillo y le dejaron vivir con ellos, ella no les dijo su verdadero nombre ya que podrían descubrirla, así que se inventó que ella siempre llevaba puesto ese abrigo de seda que le ocultaba y tapaba casi todo el rostro y que le apodaban como “toda clase de sedas” y así le llamaron, toda clase de sedas.

En un tiempo, algo maravilloso ocurrió, la princesa se enamoró del príncipe de aquel castillo, llamado Gael. Ella no estaba muy segura si él sentía lo mismo, así que por el momento la joven no le confesó lo que sentía.

Dos meses pasaron y llegó el momento en el que Gael iba a empezar a buscar una mujer con la que compartir su vida, y así ocurrió, tres noches en las que el joven bailaría con otras princesas buscando su gran amor, pero con lo que no contó fue con que toda clase de sedas estaba enamorada de él e iba a conquistarlo.

Entonces, fueron transcurriendo las tres noches y en cada una de ellas la princesa se puso en su cabello los tres pasadores que le regaló su padre.

La primera noche la joven se puso el pasador de cabello dorado como el sol y sin que se diera cuenta Toda clase de sedas le engancho uno de los broches en la chaqueta, que más tarde vió en su habitación.

La segunda noche la joven se puso el pasador de cabello plateado como la luna y otra vez colocó sin que el príncipe se diera cuenta el segundo broche, que al llegar  a su cuarto descubrió.

Y la última noche, la joven se puso el pasador que brillaba como las estrellas y al ir a colocar el  último broche el príncipe la descubrió...

Desde la primera noche el príncipe quedo prendado de toda clase de sedas pero al descubrir que ella le ponía los broches en su chaqueta negra le preguntó por ese acto y fue cuando la princesa le contó toda la verdad, que había venido de otro castillo, por que iban a obligarla a casarse con otro muchacho, que también era princesa y lo más importante que estaba enamorada de él. El príncipe no se lo pensó dos veces, y esa misma noche le pidió matrimonio.

El príncipe y la princesa se casaron y ella decidió volver al  Castillo de su padre y contarle todo lo ocurrido, a pesar del gran temor que le producía.


El rey lo acepto de buen grado y nunca dijo que ese joven era el muchacho moreno, alto y de ojos como la miel que un día escogió para toda clase de sedas cumpliendo así el deseo de su amada esposa, Violeta.



1 comentario:

  1. Tu cuento mantiene, por los pelos, la estructura del que yo os conté pero el juego con la doble identidad es mucho más ilógico ya que, prácticamente, lo único que oculta es su nombre y su procedencia.
    Está regular.

    La herencia del reinado por línea masculina, aunque sea machista, es lo que era en las épocas de estas historias y aún sigue siendo en muchos países del primer mundo en la actualidad. Cuando adaptes un relato, lo mejor es modificar lo menos posible.

    ResponderEliminar